Llevamos casi dos meses de cole y ya podemos decir que nos estamos acostumbrando a esta nueva normalidad, aunque no nos gusta y estamos deseando que desaparezca de nuestras vidas.
Las mascarillas las llevan de 10. Nuestra clase no se parece en nada a la de aquel vídeo humorístico que rotaba por los wassap de una maestra desesperada riñendo a todas horas para que estuviera en su sitio. Las nuestras están durante toda la mañana sin protestas y con despistes muy muy mínimos. Pero nos limitan mucho porque no nos escuchamos bien y la voz se convierte en ocasiones en ruido que se une al ruido tremendamente molesto que entra por nuestras ventanas abiertas de las clases que hacen Educación Física en el patio. Ruido de risas, de carreras, de ánimo, pero ruido al fin y al cabo que dificulta nuestras reflexiones y nuestra concentración.
A pesar de todo eso en nuestra clase la nota dominante es la alegría. Es asombrosa la capacidad de la infancia por convertirlo todo en positividad, en entusiasmo y en ganas de vivir la vida en toda su plenitud.
Vamos más lentamente, pero vamos muy bien. Estamos intentando que los pilares básico de nuestro trabajo no se pierdan y lo vamos consiguiendo.
Hemos acabado nuestra secuencia de elección de Delegadas y delegados para la evaluación inicial que hemos completado con la actividad del horario y los catálogos de precios de los materiales escolares.
Ha ido muy bien y a pesar de los meses de confinamiento hemos podido comprobar que nuestras familias y su trabajo ha ayudado a que estos meses de cole a distancia no hayan hecho disminuir sus aprendizajes.
Hemos comenzado nuestra secuencia de cuentos de brujas y el proyecto Magazine "Un cole saludable", hemos preparado el cartel del cuento que nuestras familias van a leer en la actividad "Entra y pásaatelo de miedo" y ...
Como podéis ver ese virus no nos va a impedir seguir disfrutando de aprendizajes maravillosos.
